Preparando a nuestros hijos para el bautismo
Pensar en el bautismo de nuestros niños es pensar en intencionalidad para acompañar su desarrollo espiritual. Desde los más tiernos años de vida, a través de distintas actividades como el culto familiar, la admiración y respeto por la creación de Dios, la participación activa en la Escuela Sabática y en otras actividades de la iglesia, incentivamos a los niños a conocer a Dios y a desarrollar una amistad con Jesús.
Pero llega una edad, entre los 8 a 11 años, dependiendo de la madurez del niño, en la que los adultos debemos motivarlos a tomar una decisión pública de su compromiso y aceptación de la salvación que Jesús ofrece a todos sus hijos: el bautismo.
¿Por qué incentivar a los niños a aceptar a Jesús como su amigo y salvador?
1. El amor de Dios es para todos, como deja claro Juan 3:16. Los niños están incluidos en esta invitación de Jesús.
2. El sacrificio de Jesús mencionado en Romanos 5:8 “…siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”, también fue en favor de los niños.
3. Jesús tenía especial aprecio por ellos tal como lo dice Mateo 19:13-15: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos”.
4. Porque el gran conflicto espiritual también es real en la vida de los niños, al enseñarles la diferencia entre el bien y el mal, debemos mostrarles que solo Jesús puede salvarlos del pecado y ayudarlos a vencer las tentaciones del día a día.
¿Cómo prepararlos para el bautismo?
En el desarrollo espiritual, el bautismo es una de las decisiones mas trascendentes que una persona puede tomar. Por eso, debe ser tomada con el cuidado que se merece. Elena de White, en su libro Consejos para la Iglesia, página 537, da preciosas orientaciones a tener en cuenta:
- Los padres tienen una gran responsabilidad al preparar a los niños para tomar esta decisión. Deben trabajar en ese sentido y mostrar en su vida, un ejemplo verdadero de amistad con Jesús.
- Los niños deben entender con claridad el significado del bautismo: “significa arrepentirse del pecado e iniciar una nueva vida en Cristo Jesús” (p. 537).
- No se debiera apurar esta decisión de forma imprudente.
- “Al consentir en que sus hijos sean bautizados, los padres se comprometen solemnemente a ser fieles mayordomos para con estos hijos, a guiarlos en la edificación de su carácter. Se comprometen a cuidar con interés especial estos corderos del rebaño, a fin de que no deshonren la fe que profesan” (p. 537).
- Andar con Jesús es un motivo de alegría y felicidad, por eso este espíritu debería estar presente a la hora de educarlos espiritualmente. Por el contrario, la decisión no debería estar basada en el miedo a la condenación por no aceptarlo a Jesús.
- “Con amante interés, deben enseñarles día tras día lo que significa ser hijos de Dios y entregar la voluntad en obediencia a él” (p. 538).
- Antes de que sean bautizados, y durante su preparación para este momento, una pregunta que debería ser respondida positivamente es: ¿Es tu primer propósito en la vida trabajar para Dios?
- “Después de trabajar fielmente, si estáis convencidos de que vuestros hijos comprenden el significado de la conversión y el bautismo, y de que son verdaderamente convertidos, sean bautizados. Pero repito, ante todo preparaos a vosotros mismos a fin de actuar como fieles pastores para guiar sus pies inexpertos por la senda estrecha de la obediencia” (p. 539).
Consejos importantes
Para aceptar a Jesús como amigo y salvador, primero los niños deben conocerlo. Nadie ama, respeta y obedece a quien no conoce ni ama. Es por eso que tanto padres como adultos de confianza deben proponerse trabajar conscientemente por la salvación de ellos. Esto demanda primeramente tener una vida de comunión con Dios que sea exteriorizada a través de un ejemplo real de cristianismo verdadero. ¡Los niños son expertos en descubrir incoherencias entre lo que se dice y lo que se hace! Muchas veces esto es motivo para generar en los niños y adolescentes, decepción por una “religión falsa” que viven los adultos.
También, recuerda que educar conscientemente en el camino espiritual significa invertir:
– Tiempo para enseñarles las verdades bíblicas y la obediencia a Dios en cada etapa de su crecimiento.
– Paciencia para ayudarlos a vencer sus defectos de carácter y conducirlos a la fuente de toda verdadera transformación: Cristo Jesús.
– Recursos, para colocar a su disposición materiales audiovisuales y experiencias que enseñen valores cristianos.
Haz que esta decisión sea relevante en la vida de cada niño, prepara una fiesta espiritual para celebrarla y dedícate a acompañar con responsabilidad su desarrollo espiritual. “Mientras el Espíritu Santo influye en los corazones de los niños, colaborad en su obra. Enseñadles que el Salvador los llama, y que nada le alegra tanto como verlos entregarse a él en la flor y la lozanía de la edad” (Elena de White, El Evangelismo, p. 422).
Escrito por: Cuca Lapalma
Fuente original: adventistas.org/es