Ignorar las señales del cuerpo puede tener consecuencias graves
No es incorrecto afirmar que la mayoría de las personas han sentido algún tipo de malestar gástrico. Acidez, irritación, mala digestión. Aunque algunos de esos síntomas son puntuales, si persisten, pueden indicar algo más complejo.
Eso fue lo que le sucedió a Ielson Vasquez, de 47 años. Por algún tiempo tuvo episodios de vómitos. Pensaba que era algo relacionado a lo que había comido en el día, pero nada más grave. Hasta que en 2019 esos síntomas se hicieron más frecuentes. Ante la insistencia de los amigos más cercanos, decidió investigar.
Síntomas ignorados
El caso de Vasquez fue más grave que solo un malestar puntual: él descubrió un tumor maligno en estado avanzado. Era cáncer y había tomado su estómago y parte del intestino. “En el momento en que el médico me lo comunicó yo no escuché nada más. Parecía que había un hueco en el piso debajo de mí”, cuenta.
Ielson recuerda que a pesar de ejercitarse con frecuencia y beber agua de forma regular, su alimentación no era de las mejores. Con los síntomas de ese momento, había dejado de consumir algunos alimentos industrializados, pero era algo puntual. Hasta el diagnóstico, había hecho tres veces un período de alimentación natural. Pero todavía no tenía el hábito. Tampoco tenía un período de sueño adecuado y comía mucha cantidad.
La falta de equilibrio y de temperancia también puede agravar las condiciones gástricas. “El estrés aumenta la hormona cortisol, la que perjudica el vaciamiento gástrico produciendo el empacho y un aumento de la acidez gástrica, que lleva a la acidez y el reflujo, y puede conducir al síndrome de intestino irritable”, explica el doctor Fábio Alexandre, quien también coordina el Servicio de Gastroenterología, Endoscopía Digestiva y Laboratorio de Motilidad Digestiva e Intolerancia Alimentaria del Hospital Adventista de Manaos.
El tratamiento de Vasquez comenzó inmediatamente. Al principio, debería remover parte del estómago que, por su naturaleza, volvería a crecer de forma saludable. Pero la extensión del daño hizo que fuera necesario retirar todo el órgano.
De acuerdo con el médico gastroenterólogo, Fábio Alexandre, las enfermedades más comunes son gastritis, reflujo gastroesofágico, exceso de gases, síndrome de intestino irritable, intolerancia alimentaria, obesidad, infecciones intestinales parasitarias (lombrices y bacterias) y úlceras gastroduodenales.
Algunos de esos problemas de salud, si se diagnostican en sus estados iniciales, pueden ser eliminados con el cambio de los hábitos alimentarios y de salud como un todo. Los ocho remedios naturales pueden ser fuertes aliados, los cuales incluyen descanso, exposición al sol, ingestión adecuada de agua, alimentación saludable, ejercicios físicos, comunión con Dios, respirar aire puro y tener una vida equilibrada.
Nuevo estilo de vida
Después del tratamiento, Vasquez pensó que volvería a los hábitos de antes. Continuó comiendo “normalmente”. Pero él comenzó a notar que el consumo de cualquier tipo de azúcar era muy perjudicial. Ahora sin el estómago, el páncreas ya no lograba compensar la glucosa de la misma forma.
“Corté totalmente el consumo de cualquier tipo de azúcar y productos de origen animal”, detalla. También resalta que no consumir dulces, que es algo que le gusta mucho, es un sacrificio, pero peor aún es la consecuencia de un eventual pico de glucosa, que ya lo llevó al hospital algunas veces.
Ielson ahora hace un balance de su calidad de vida: “Nunca estuve tan saludable. Mis exámenes muestran que todos mis niveles están bien y continúo recuperando peso y músculos”. Él afirma que no siente ningún síntoma y que volvió a tener una vida normal.
Casos como ese nos recuerdan la importancia de un seguimiento médico regular y de manera preventiva para que los eventuales problemas puedan ser diagnosticados de forma precoz.
Escrito por: Anne Seixas
Fuente original: adventistas.org/es